Cambiar nuestros hábitos es una
tarea muy difícil. Requiere de mucha disciplina y esfuerzo. Si esto es solo con
nosotros, imagínense lo difícil que es cambiarles los hábitos a los demás. De
hecho es un esfuerzo muy costoso y es una de las opciones que los gerentes de
empresas creen que tienen a la hora de ahorrar energía en un edificio.
Lamentablemente cambiar los hábitos de nuestros empleados es casi imposible.
Las empresas crean reglas bajo la presión de que necesitan bajar costos y
gastan incansables recursos en tiempo y dinero utilizando promociones y
anuncios en las paredes pidiéndoles y a veces clamándoles a los empleados para
que apaguen una luz o un aire acondicionado. Al final estos esfuerzos solo funcionan
en los primeros días de la promoción y luego todo vuelve a la posición o
comportamiento anterior.
Pero existe una solución que es
menos costosa, es la automatización.
Esta opción es más eficiente y permite que sus empleados se enfoquen en lo más
importante para la su empresa: producir más ingresos. Al final no son niños y
se van a cansar de que los estén regañando como si lo fueran. En el evento de
una emergencia familiar, el mejor empleado va a dejar todo para acudir al
auxilio de los suyos. Esto es perfectamente entendible, pero la empresa sigue
teniendo que lidiar con un costo que es parte de lo que no la hace ser más
competitiva.
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